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CIENCIAS SOCIALES- HISTORIA semana XX - 03 DE SEPTIEMBRE 2020



EL IMPERIALISMO EUROPEO


El imperialismo (generalmente en forma de un imperio)—que se basa en ideas de superioridad1 y aplicando prácticas de dominación— es el conjunto de prácticas que implican la extensión de la autoridad y el control de un Estado o pueblo sobre otro. También puede ser una doctrina política que justifica la dominación de un pueblo o Estado sobre otros; habitualmente mediante distintos tipos de colonización (de poblamiento, de explotación económica, de presencia militar estratégica) o por la subordinación cultural (aculturación). El sociólogo estadounidense Lewis Samuel Feuer identificó dos subtipos principales del imperialismo: el primero es el "imperialismo regresivo" identificado con la pura conquista, la explotación inequívoca, reducciones de los pueblos no deseados, y el asentamiento de los pueblos deseados en esos territorios. 

El segundo tipo identificado por Feuer es "imperialismo progresista" que se basa en una visión cosmopolita de la humanidad, que promueve la expansión de la civilización a las sociedades supuestamente atrasadas para elevar los estándares de vida y la cultura en los territorios conquistados, y la asignación de la gente conquistada a asimilarse a la sociedad imperial. Aunque los términos "imperialismo" y "colonialismo" están muy relacionados, no son sinónimos.

Los imperios han existido a lo largo de toda la historia, desde su mismo comienzo en la Edad Antigua, pero el uso del término "imperialismo" suele limitarse a la calificación de la expansión europea que se inicia con la era de los descubrimientos (siglo XV) y se prolonga durante toda la Edad Moderna y Edad Contemporánea hasta el proceso de descolonización tras la Segunda Guerra Mundial.


La industrialización y el enorme desarrollo tecnológico de Europa, especialmente en la época de la Segunda Revolución Industrial, provocaron la separación del mundo en dos grandes grupos: los países industrializados y los no industrializados. Los primeros terminaron por imponerse sobre los segundos, que quedaron bajo su dependencia directa o indirecta. La Europa industrial, gracias a su vitalidad demográfica, su superioridad industrial, técnica, comercial y financiera impuso su modelo económico, sus valores, ideales y su cultura a gran parte del mundo.

 El imperialismo se puede definir como el sistema en el que la política, la economía y la cultura de una parte del mundo se organizan en función del dominio de unos países sobre otros. El imperialismo que surge en el siglo XIX fue la culminación del colonialismo iniciado en los siglos XV y XVI. Pero ambas formas de dominación colonial fueron muy distintas. Los viejos imperios coloniales estuvieron ubicados principalmente en América, mientras que los nuevos imperios coloniales  se centraron en Asia y África. Las antiguas colonias habían sido de asentamiento y los emigrantes habían creado sociedades que pretendían ser similares a las europeas, frente a las nuevas colonias que fueron, sobre todo, territorios de ocupación, donde una minoría europea no se mezclaba con la autóctona y ejercía el control político y económico. 

Por otro lado, si el ritmo de ocupación había sido lento y limitado en el pasado, en el siglo XIX la rapidez fue la tónica general. Por último, las posesiones coloniales de la época moderna dieron lugar a escasos conflictos en comparación con los desarrollados con el imperialismo del siglo XIX, con guerras constantes, ya que la expansión colonial se había convertido en un objetivo fundamental de la economía y la política de los países industrializados.

Factores

Desde el punto de vista económico, el desarrollo del imperialismo se vincularía a las necesidades de las industrias de los países europeos desarrollados. La industria llegó a tal grado de crecimiento que se hizo necesaria la búsqueda de nuevos mercados para sus productos, de materias primas abundantes y baratas, así como de nuevos espacios económicos donde poder invertir el capital excedente y hallar más beneficios, donde, además la mano de obra era abundante y, por lo tanto, barata. Esas condiciones se encontraban en los territorios más atrasados, sin medios técnicos y más débiles de otros continentes, especialmente de Asia y África. 

Tenemos que tener en cuenta que la crisis de 1873 provocó que los países industrializados desarrollaran políticas proteccionistas, por lo que se hizo indispensable buscar esos nuevos mercados, más materias primas y lugares donde invertir y encontrar rentabilidad. Actualmente, se está matizando esta teoría clásica económica en relación con el imperialismo. Hay estudios que consideran que la mayor parte de las inversiones extranjeras de los países desarrollados no se encaminaron hacia los nuevos territorios sino hacia otros países industrializados o en vías de serlo, como los Estados Unidos. Además, siempre según esta nueva teoría, la mayor parte del comercio exterior, tanto de productos industriales como agrarios, siguió siendo entre los países industrializados. Por fin, se en duda la rentabilidad económica de algunos imperios, como el británico, el principal de todos ellos. Se habría comprobado como los costes para mantenerlo –administración, ejército, etc.- no justificaban los beneficios obtenidos. Además, el imperialismo no benefició a toda la población ni a todos los sectores económicos británicos por igual. Los principales beneficiarios fueron los sectores económicos que invirtieron en empresas coloniales mientras su contribución a los costes de la administración colonial fue muy reducida. Las clases medias fueron las que contribuyeron a este coste con sus impuestos, y obtuvieron muy pocos beneficios o ninguno de la expansión imperial de su país.

El enorme crecimiento natural de la población europea durante el siglo XIX generó un importante flujo migratorio. La posibilidad de contar con territorios coloniales donde poder asentar los excedentes demográficos contribuyó a la expansión imperialista. Bien es cierto que la mayor parte de la población europea se encaminó hacia los países americanos, pero buena parte de la opinión pública de los países industrializados europeos valoraba la conquista de territorios para poder asentar esos excedentes demográficos.

La expansión imperial de las potencias europeas tiene mucho que ver con el deseo de aumentar sus respectivos poderes políticos a escala internacional. Los países europeos se apresuraron a controlar militarmente, además de económicamente, territorios, rutas terrestres y marítimas, a obstaculizar la expansión de sus competidores y a aumentar su influencia en el contexto diplomático. Los gobiernos europeos consideraban sus imperios como un factor estratégico.

En el siglo XIX se vivió una verdadera fiebre descubridora, un enorme interés por explorar todos los rincones del planeta, especialmente las zonas desconocidas hasta ese momento. Se constituyeron importantes sociedades científicas y geográficas para adentrarse en Asia y en África. Estas exploraciones abrieron nuevas rutas, permitieron conocer casi todos los territorios y a muchos pueblos que no habían tenido contacto con los europeos. Los conocimientos adquiridos fueron utilizados para colonizar estas áreas. Livingstone, Stanley o De Brazza fueron destacados exploradores.

El imperialismo no puede ser entendido sin conocer las concepciones racistas sobre la superioridad de la raza blanca de la época. Esta mentalidad vino acompañada por la exaltación nacionalista de las potencias europeas. Los estados afirmaban su superioridad y defendían su deber de difundir sus valores, su cultura, su idioma, la religión y la civilización occidental por todo el mundo.

Por fin, no se puede negar la concepción paternalista del colonialismo. El hombre blanco tendría la supuesta responsabilidad de civilizar a los pueblos considerados como inferiores. Las grandes confesiones cristianas –católica, anglicana y protestante- defendieron la actividad misionera. Justificaron el colonialismo por la necesidad de evangelizar a los considerados pueblos primitivos.

La ocupación de Asia

En el siglo XIX, las principales potencias colonialistas europeas occidentales, especialmente, Gran Bretaña y Francia, así como Rusia, Estados Unidos y Japón, intervinieron activamente en el continente asiático.

Gran Bretaña se concentró en la India, la “joya de la Corona”. En el siglo XVIII, la Compañía Inglesa de las Indias poseía o controlaba los puertos de Madrás, Calcuta y Bombay. Tras las revueltas de los cipayos –soldados indígenas del ejército británico- de 1857, el gobierno británico asumió directamente el control de la India, estableciendo una administración gobernada por un virrey. La India fue el más acabado ejemplo del imperialismo británico. La reina Victoria fue proclamada emperatriz de la India en 1877. Para garantizar una zona de seguridad alrededor de la colonia, los británicos se enfrentaron a los franceses para controlar Birmania (1886).

Francia, por su parte, se centró en Indochina. En primer lugar, los franceses comenzaron a adueñarse de la Conchinchina desde finales de la década de los años cincuenta. Entre 1860 y 1880 se anexionaron toda la región del Mekong y establecieron un protectorado sobre Camboya. Después de vencer a los chinos, Francia implantó sendos protectorados sobre Annam y Tonquín. Todos estos territorios conformaron, a partir de 1887, la Unión Indochina, a la que se unió, en 1893, el reino de Laos. Aunque esta zona fue de presencia eminentemente francesa, los británicos ocuparon Birmania, los Estados Malayos y Singapur. Para asegurar la paz, las dos potencias europeas decidieron mantener libre y neutral el Estado de Siam, que funcionaría como una especie de frontera entre los dos imperios coloniales.


OBSERVA EL SIGUIENTE VIDEO

https://www.youtube.com/watch?v=BXOdY6JsUJQ


ACTIVIDAD

TEMA:  EL IMPERIALISMO EUROPEO

FECHA: 03 DE SEPTIEMBRE 2020

 

1.    ¿QUE ES IMPERIALISMO?

2.    ¿QUE ES CAPITALISMOS?

3.    ¿CUALES FUERON LAS CAUSAS POR LOS QUE LOS PAÍSES EUROPEOS, QUERÍAN  TENER EL CONTROL DE ÁFRICA, ASIA Y OCEANÍA?

4.    ¿EN QUE SIGLO SE EMPEZÓ A EXPANDIR LA ERA DEL IMPERIALISMO EUROPEO?

5.    DE ACUERDO AL VÍDEO ESCRIBE LAS PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DEL IMPERIALISMO EUROPEO

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